viernes, 11 de octubre de 2019

TEMA 2: ETAPAS EVOLUTIVAS



1. PRINCIPALES ETAPAS DE FORMACIÓN EN LOS NIÑOS
El educador debe ser capaz de saber presentar los juegos más atractivos y enriquecedores para las características y necesidades de sus alumnos. Ello no significa que tenga que tener memorizados muchos juegos, sino que debe de conocer perfectamente a sus alumnos, determinar el nivel ludomotriz de los mismos y escoger los juegos que más se acomoden a su contexto educativo. Basándonos en Piaget, podemos diferenciar varias etapas y juegos característicos de ellas:





1.1 En los primeros meses de vida: juego sensoriomotriz o funcional

  • En esta etapa se produce el juego sensoriomotriz o funcional, que es el primero que se presenta y se extiende hasta el segundo año de vida. En los primeros meses, los movimientos espontáneos del niño adquieren un carácter lúdico. Es un juego de simple ejercicio, centrado en sí mismo. Repite los movimientos una y otra vez intencionadamente.
  • A partir del 4º mes descubre el mundo fascinante de los objetos y comienzan los juegos simples con adultos cercanos (cu-cú, contacto, vértigo, exploración). Cualquier tipo de sonido o de movimiento le llama la atención.
  • A partir del año, el dominio motor permite al niño ampliar su radio de acción y manipulación. El juego se convierte en una actividad de investigación, construcción y destrucción.


1.2 Entre los 2 y los 6 años, período de ludoegocentrismo: juego simbólico o representativo



  • Aparece el juego simbólico o representativo. que supone una forma de representación. Este tipo de juego ya no sólo no va a desaparecer, sino que está destinado a crecer y evolucionar de forma permanente. Por medio del símbolo el niño puede interiorizar el mundo real y exterior.
  • En los primeros años, éste es una estructura elemental centrada en acciones o representaciones muy simples: el niño coge el teléfono y hace como que habla con alguien, toma la cuchara y le da de comer a la muñeca, etc.
  • En estos juegos los niños escenifican espontáneamente unos personajes que realizan su papel y desde este papel interactúan con los otros niños que juegan sus papeles complementarios: médicos/ pacientes, comprador/ vendedor, mamá o papá/ hijo-a… Este juego fomenta la imitación. La ficción y la observación se alternan.
  • Mediante la representación simbólica, el niño exterioriza sus ansiedades o temores, se expresan las relaciones afectivas-emocionales y se van interiorizando los valores sociales.
  • Suelen presentarse juegos sencillos, individuales, totalmente egocéntricos, en los que el niño rechaza las reglas entendidas como una participación conjunta. En estos juegos prima la consecución de objetivos individuales, las reglas son muy simples, y las acciones pueden ser ficticias (juego simbólico) o en caso de participar en juegos más activos consisten en correr, escapar, anticiparse a una zona determinada, etc.
  • De los 3 a los 4 años, con los diversos juegos motores que observamos en los niños, se logra un mayor dominio en la coordinación visomotora y en el equilibrio.
  • A partir de los 4 años juega con el lenguaje y el dominio motor; es la “edad de la gracia”, de hacer reír, de impresionar a los demás.
De los 5 a los 6 años desarrolla la coordinación dinámica global y la coordinación óculo-manual.
  • Hasta ahora los compañeros son como juguetes y si no los hay pueden ser inventados; casi no existe el juego colectivo. Si observamos niños de estas edades jugando en un parque, veremos que generalmente juegan solos o que si están en grupo el juego es la suma de individualidades independientes.

  • Papel del Profesor: Observador, tratando de conocer al máximo el comportamiento de cada niño, y una incesante fuente de estímulos, para mejorar el vocabulario motor del niño.

1.3 Entre los 6 y los 10 años, período de coordinación y cooperación ludomotriz: juego reglado

  • Cada vez cobran mayor interés las reglas; aparece la noción de competición y comunicación motriz, el niño empieza a disfrutar jugando en compañía de los demás, se interesa por las relaciones interpersonales. Los juegos en este nivel son de organización media, hay ya asignación y diferenciación de papeles y unas normas y reglas que hay que acatar.
  • A partir de este tipo de juego nace y se desarrolla la autodeterminación y la comunicación social, renunciando, en muchas ocasiones, a sus propios intereses y sometiéndose a los deseos de los otros.
  • Quienes juegan cooperan entre sí para realizar el juego, pero también compiten para el logro de los mejores resultados.
  • Sin embargo las acciones colectivas deben de entenderse prácticamente como la suma de diversas acciones individuales.

  • Papel del Profesor: continúa siendo un gran observador, pero también un líder para asegurarse una predisposición de los alumnos hacia las tareas planteadas (relacionado con la actitud del profesor). Además debe fomentar el espíritu colectivo, sensibilizando a los alumnos de la importancia de supeditar el interés personal al bien del equipo.

1.4 A partir de los 11-12 años, período de desarrollo ludomotor:

El final de la niñez: 11-12 años

  • Los jóvenes empiezan a aceptar el pacto grupal con todas sus consecuencias; aparece la “pandilla”. Se introducen en actividades lúdicas más regladas, aceptando de muy buen grado los deportes y juegos muy reglamentados. En este período, los grupos que muestren un especial interés por los deportes, también aceptarán muy positivamente los juegos que se asemejen a estas prácticas (juegos con balón, con objetivos físicos -porterías, zonas de marca a alcanzar, competiciones de equipos...).

  • Papel del Profesor: debe seguir siendo un líder, pero también asumir el rol de regulador para ir encaminando a los niños hacia los juegos más complejos y reglamentados, que normalmente precisan de un controlador y dinamizador de posibles discusiones o dudas que pueden aparecer.

Adolescencia

Entre los 12 y los 18 años.
Se acentúa el interés por los deportes, por las actividades fuera del entorno habitual (aire libre, viajes…) y por el grupo de amigos (la pandilla).

Etapa de juventud

Interés por juegos y deportes de alta intensidad, con participación en competiciones (oficiales o no oficiales) y relación con clubes deportivos. También se busca aventura y riesgo. Hay una tendencia en centrar la atención en la actividad en la que más se destaca. Cobran también importancia los juegos de salón y de mesa.

Etapa adulta

Hay dos factores importantes que influyen en la actividad lúdica: creación de la familia y aumento del poder adquisitivo.

El juego se transforma en deporte, de tres formas diferentes:
  1. Pasiva: como espectador
  2. Activa puntual: esporádicamente, con amigos, compañeros…
  3. Activa permanente

La “tercera edad”

Hay un predominio de los juegos estáticos (de mesa o de salón) y de los juegos tradicionales y populares.


2. EL JUEGO ESPONTÁNEO

Los juegos de aparición espontánea, que no están propuestos ni guiados por un adulto, pueden surgir en cualquier edad.

Pensemos que toda la actividad del niño es en realidad, un juego; esta ocupación infantil es totalmente espontánea porque no tiene otra finalidad en sí misma. Y, sin embargo, aun siendo espontánea, prepara al niño para consolidar su desarrollo: balanceos y movimientos que posteriormente le ayudarán a caminar, vocalizaciones que preparan el lenguaje, garabatos que llegarán a ser escritura, etc.

Según Groos, sucede algo así como si los instintos aportados al nacer, tuvieran necesidad de un complemento de desarrollo para cumplir su papel en la vida y este complemento fuese el juego.

No se puede olvidar, al hablar del juego espontáneo, el juego creativo porque al explorar materiales diferentes, al construir algo por sí mismos, se estabiliza su mundo afectivo, se expresa sin tener que usar las palabras, plasman sus agresividades y frustraciones sin tener que acudir a violencias y sienten que contribuyen de alguna forma al mundo de los adultos.



3. EL JUEGO COMO DESARROLLO INTEGRAL DEL NIÑO


El juego es un instrumento para favorecer la madurez física, psíquica y un elemento clave en el desarrollo de la vida social.

  • Desarrollo físico
Va estrechamente ligado al juego. Las necesidades motoras son satisfechas mediante la actividad lúdica.
El movimiento favorece el conocimiento del esquema corporal, el desarrollo muscular, la coordinación y el equilibrio, las capacidades sensoriales, las destrezas manuales y la agilidad corporal.


  • Desarrollo mental
La actividad mental en el juego es constante. El juego implica imaginación y fantasía, creación y exploración. El juego favorece el desarrollo intelectual. El niño aprende a prestar atención y a concentrarse en lo que está haciendo, a recordar y memorizar.


  • Desarrollo afectivo y emocional.

El juego está cargado constantemente de afectividad y situaciones emocionales implícitas en esta actividad. Sirve para canalizar las pulsiones agresivas y para exteriorizar deseos.


  • Desarrollo social


El juego estimula la incorporación al grupo, la relación y la cooperación con los demás y el mutuo respeto. Influye en el aprendizaje de hábitos, comportamientos y actitudes sociales.

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